Sucesión papal

pa’l que lo quiera leer. Esta un poco largo, pero esta muy interesante

Estado de Salud del Papa
El Papa Juan Pablo II tiene fiebre muy alta debido a una infección urinaria, según ha declarado esta noche del jueves a la AP el portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls. “Se ha iniciado una terapia apropiada con antibióticos. La situación médica está estrictamente controlada por el equipo médico del Vaticano que lo atiende”, agregó. La noticia de que los médicos no prevén su hospitalización podría significar que está reaccionado bien a los fármacos, pero algunos rumores que recoge la televisión italiana estatal RAI hablarían de que el Papa sigue empeorando y cada vez está más grave, por lo que sería poco aconsejable o inútil llevarle al Hospital. De todas maneras, el Hospital Gemelli tiene todo preparado para la posible hospitalización de urgencias en el décimo piso. Poco antes, las agencias de noticias italiana Apcom y ANSA indicaron que el Papa había sufrido una alarmante caída de la presión sanguínea. La CNN, por su parte, ha informado que El Papa Juan Pablo II recibió esta noche la extrema unción.

Sucesion Papal
Las recientes dos hospitalizaciones de Juan Pablo II en el Policlínico Gemelli de Roma y su posterior reaparición con un gesto doliente han vuelto a desatar las conjeturas en torno a su próxima sucesión, algo sobre lo que se viene especulando desde hace una década. Transcurridos ya 26 años como máximo responsable de la Iglesia, las quinielas en torno a los posibles “papables” no hacen más que repetirse en todos los medios de comunicación del mundo. Los conocedores de los entresijos internos del Vaticano, pese a todo, apuestan por un próximo papado «corto», si bien no se ponen de acuerdo sobre si el próximo Pontífice procederá de un país pobre del tercer mundo o será de nuevo italiano.

Aunque según ha precisado el portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, el estado de salud de Karol Wojtyla no desata preocupación, nada más conocerse sus ingresos en el Policlínico Gemelli, volvió a la opinión pública la pregunta sobre quién puede ser su sucesor.

Por eso, no es de extrañar que las miradas se hayan vuelto hacia el Colegio de Cardenales, el «club más selecto del mundo», formado por 184 purpurados, más un cardenal “in pectore”, cuyo nombre se desconoce por el momento.

De estos 184, el número de cardenales electores, es decir, los que pueden elegir Papa en un futuro cónclave es de 120, por tener menos de 80 años de edad. Los octogenarios, en cambio, no podrán entrar en la Capilla Sixtina para elegir a un futuro Pontífice, pero sí pueden ser elegidos. La mayor parte de los 120 electores fueron nombrados por el mismo Juan Pablo II, por lo que los expertos vaticanos aseguran que el futuro Papa será un hombre de la misma línea conservadora que Karol Wojtyla.

El extenso pontificado de Juan Pablo II, hasta el momento el tercero más largo de la historia de la Iglesia, ha dejado «fuera de juego» a un importante número de cardenales “papables”. Por eso, precisamente, los expertos en el Vaticano están divididos sobre qué es lo que más interesa a la Iglesia, si un Papa «joven» o un «anciano».

Por «joven» se considera a una una persona que, como poco, tiene 53 años, que es la edad del purpurado más joven, el húngaro Peter Erdo. Por «anciano», en cambio, se entiende de septuagenario en adelante.

De cualquier forma, y siempre según los vaticanistas, después de más de 26 años de Papado, la Iglesia necesita un Pontífice de «transición», es decir, «un anciano», con más de 70 años de edad, para que su pontificado no se eternice y prepare el camino a otro que dé el giro «progresista» que necesita la Iglesia en estos momentos.

Los defensores de esta idea van aún más lejos e insisten en que el próximo Papa debe ser de nuevo italiano, convencidos de que éstos disponen de la diplomacia, el tacto y el diálogo necesarios para guiar a la Iglesia en estos primeros años del tercer milenio.

Los contrarios opinan que no, que la Iglesia necesita un Papa joven que tenga las fuerzas necesarias para afrontar el desafío de un mundo cada vez más secularizado y reformar una Iglesia que en estos ya más de 26 años ha estado en manos muy conservadoras, que han causado fuertes laceraciones internas.

Papado de Un decenio
Otros expertos, en cambio, se inclinan por un papado de un decenio, es decir, corto, pero que se caracterice por tener un Pontífice que apueste por una Iglesia centralista, fuerte, que siga la línea actual.

Con estas premisas, los papables que más suenan son los arzobispos de Ciudad de México, Norberto Rivera Carrera, de 63 años; de Tegucigalpa, Oscar Rodríguez Maradiaga, también de 63; de Viena, Cristoph Schonborn, de 60 años de edad; de La Habana, Jaime Lucas Ortega y Alamino, de 67, y el de Buenos Aires, el jesuita Jorge Bergoglio, de 69 años.

También se señalan al indio Ivan Diaz, también de 69; al francés Philippe Barbarin, de 55 años; al de Génova (Italia), Dionigi Tettamanzi, de 71; al también italiano Giovanni Battista Re, de 70; y al venezolano Alfonso López Trujillo, de 69, presidente del consejo pontificio para la Familia. No se descarta, asimismo, al brasileño Claudio Hummes, de 71 años.

De Rivera Carrera, Rodríguez Maradiaga, Ortega y Bergoglio se resalta que son de Latinoamérica, donde residen la mitad de los católicos del mundo, y proceden de una Iglesia progresista en muchos casos, pero siempre fiel a Roma.

Algunos vaticanistas afirman que no hay que perder de vista al cardenal de Madrid, AntonioMaría Rouco Varela, al que se ve como una persona de gran formación, sin enemigos internos, que puede unir en él los votos de los cardenales latinoamericanos y los de la poderosa Alemania, uno de los países que más contribuye económicamente a la Iglesia y donde goza de gran estima.

De Tettamanzi se resalta que es italiano, su fuerte preparación en teología moral, su espontaneidad y su experiencia pastoral. De los otros cardenales «mayores» se destaca sus conocimientos de la Curia.

Entre los «ancianos» vuelve el «papable por antonomasia»: el que fuera cardenal de Milán, el prestigioso jesuita Carlo María Martini, de 78 años, un «progresista» que se sitúa en las antípodas de Karol Wojtyla, ya que apuesta por una Iglesia evangélica y por un nuevo concilio ecuménico.
Otro «anciano» es Rogert Etchegaray, de 78 años de edad, considerado la cara social y comprometida de este papado. También suena Joseph Ratzinger, el poderoso cardenal alemán, guardián de la ortodoxia católica y mano derecha de Juan Pablo II.

Los cardenales, como siempre, rechazan con humildad el que sean las personas adecuadas para ocupar el Sillón de San Pedro y ninguno hace «campaña electoral», ya que una norma no escrita aconseja a los purpurados no expresar sus aspiraciones. Y es que ninguno quiere que se cumpla en ellos el siguiente dicho: «Quien entra en un cónclave con fama de Papa sale cardenal».